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Microrrelato: leer para él

Me topé con el cartel de un certamen de relatos, 'Vivencias desde mis letras'. La temática a tratar era lo que sentimos al leer, al escribir... Me puse a ello al instante. A veces la inspiración es esquiva... otras, en cambio, nos arrolla.


💪💪💪


Comencé mi relato en el bloc de notas del móvil, ese pequeño cajón desastre mío. 😅


El resultado fue ♥️'Leer para él'♥️, ganador del certamen de microrrelatos 'Vivencias desde mis letras' y uno de mis textos más personales y emotivos.





Leer para él


—¿Qué te apetece hoy? Traigo a Clancy y a Forsyth.


Silencio. Su mirada permanecía más allá del ventanal, inmóvil, perpetua.


—Está bien, te leeré un par de capítulos de cada uno.


Comencé por Tom Clancy, La caza del Octubre rojo. Leía y le miraba intermitentemente,

esperando alguna reacción, algún atisbo de emoción. Nada.


De pequeña me acostumbré a leer a su lado. Durante horas, uno junto al otro, libro en mano.

Olvidábamos donde estábamos, sumergidos en los mundos de ficción a los que nos

transportaban aquellas páginas. Compartíamos ese momento, envueltos en aroma a libro, a

sueños, a calma, a hogar.


Era muy niña cuando me alcé sobre mis pies, agarré un libro de la estantería y me senté a su

lado fingiendo leerlo. Salió de su mundo, me miró y emitió una carcajada. Cogió el libro de mis

pequeñas manos y comenzó a leer para mí. Desde aquel instante, la lectura nos unió. Sigo leyendo con la esperanza de que, una última vez, alce la mirada y me regale una sonrisa.


Nada.


Alguien irrumpe en la habitación, suspiro y cierro su novela favorita con desesperanza.


—Tenemos que bañarlo y cambiarle de postura, señorita, debe salir unos minutos.


Rendida, arrastro los pies hasta el pasillo donde, justo antes de cerrar la puerta, la enfermera

de ojos compasivos me dice:


—No desespere. Los familiares de alguien en estado vegetativo sufren muchísimo, pero si eso

les une, siga leyéndole. Es bueno para usted y, aunque no se lo parezca, también para él.

¿Sabe? Muchas veces, cuando se va, él respira hondo, una vez, una respiración profunda. Siga

leyendo para él.


Respira hondo cuando me marcho. Me basta. Siempre leeré para él como de niña él leía para

mí. Porque leyendo, de algún modo, mi padre sigue a mi lado.




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